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EUROKRISIS

Las razones para rechazar la candidatura turca

Las razones para rechazar la candidatura turca

Las razones para rechazar la candidatura turca
Alexandre del Valle le Fígaro

Decir que Turquía es históricamente europea es tan real como decir que Francia es africana: como ex - potencia colonial. Turquía no es europea ni por su geografía (excepto Estambul y Trace) ni por sus tradiciones (endogamia islámica, crímenes de honor, discriminaciones etno-religiosas, etc.) o su conciencia civilizacional. Los turcos se definen como un pueblo asiático cuya Edad de Oro es el apogeo del emporio otomano, y si una ínfima parte kemalista o los barrios privilegiados de Estambul se sienten europeos, los habitantes de las villas de emergencia de Estambul o de Ankara y de Anatolía se reconocen mas como vecinos de Irak que dentro del Europeo del Norte o dentro del Griego cristiano.
 
Segundo, invocar la " irreversibilidad " de la candidatura turca bajo pretexto que Ankara firmó un acuerdo de asociación en 1963, es miembro de la OTAN y del Consejo de Europa, o por una " promesa ", no sirve. La OTAN y el Consejo de Europa no son salas de espera para una futura entrada en la Unión. Respondiendo a la demanda oficial de Ankara para su integración, (1987), rechazada, el Parlamento europeo había votado una resolución - ocultada hoy en día - exigiendo antes en vano el reconocimiento del genocidio armenio, la mejoría del trato de la minorías religiosas y kurdas y el retiro de Chipre.

Es entonces Ankara quien no cumplió con las obligacions y no al revés. Lejos de ser algo debido, el proceso de integración de Turquía puede ser interrumpido en cualquier momento con la decisión de Bruselas o por veto de un país miembro.
 
Tercero, decir que " hay " que integrar a Turquía con el propósito de demostrar que Europa no es un " club cristiano " y de no " rechazar " un candidato islámico es absurdo: ¿le pedimos a la Liga árabe de integrar a Israel o a India para mostrar que no es un " club musulmán "? Este mal juzgamiento intercambia los roles, porque es Turquía quien debe mostrar que no es un " club musulmán ": hay más Turco-musulmanes en París que Cristianos en toda Turquía (100 000), país " purificado " musulmán al 99% desde el genocidio de 1,5 millones de cristianos armenios y assyro-caldeanos (1916) y la expulsión de 2 millones de Griegos en 1922, hechos que nunca fueron un esfuerzo en recordar, el negacionísmo del genocidio siendo enseñado en las escuelas. Ankara continúa negando las minorías assyro-caldeanas, católicas y aleves.
 
Cuarto, decir que Turquía sigue siendo una " excepción laica " y un aliado natural contra el islamismo gracias a la herencia de Atatürk es falso: Turquía moderna autoriza y reclama todo lo que rechazaba Kémal: el velo, los partidos islámicos, las Fraternidades, las clases de teocracia obligatorias.

Sus leyes contra la blasfemia condenaban hasta Atatürk! El kemalismo conoció un paro del 50' al 60', con los gobiernos de Menderes y Demirel, y murió políticamente bajo Turgut Ozal, ese gran artesano de la re-islamización que sacó el artículo 163 que impedía a los partidos islamistas. ¿Como podemos sostener que un país con el 70% de mujeres usando el velo, donde el Estado apoya a 90 000 imanes y miles de mezquitas, menciona la religión sobre el documento de identidad, impide la alta función publica y militar a los no musulmanes, y que es dirigida por un partido (AKP) proveniente de un movimiento islamista victorioso en las elecciones desde el principio de los
90' (las grandes municipalidades son casi todas dirigidas por islamistas desde 1995), es todavía un país laico? Sacada de los textos, la Charià quedó grabada en todas las mentes de aquellos que votaron por el AKP, o que leyeron el best-seller de su director de campaña, Dilipak, llamado ¡Viva la Charià!

Quinto, nos explican que los islamistas turcos al poder son " moderados " y pro-occidentales y que mantendrán uniones con la OTAN e Israel. Es olvidar fácilmente los propósitos del Primer Ministro Erdogan o de su ministro de asuntos extranjeros, el pro-saudita Abdullah Gül, justificando la poligamia en un auditorio del SDP alemán, explicando que " la democracia no es una meta sino un medio ", o felicitándose de haber recibido en Estambul el jefe terrorista afgano Gubuldin Hekmatyar. En cuanto a las uniones con Israel, Erdogan avisó que las rompería si Sharon continuaba a " perseguir a los Palestinos ".

Los aliados americanos saben ellos también desde la guerra en Irak que Turquía re-islamizada no cooperara nunca más como antes.Sexto, nos explican que hay que integrar a Turquía para " ayudarla a ser más democrática ". La Unión europea es ciertamente un espacio de paz y de democracia, pero esta situada desde un punto de vista civilizacional, entonces naturalmente " reservada " para los pueblos de cultura Judea-Cristiana marcadas por el pensamiento griego-latino situados en Europa, lo que hace ya bastante gente más a democratizar antes que Turquía, Urania, Bielorrusia y Rusia siendo infinitamente mas europeos que Turquía.
 
Toda entidad geo-política debe tener límites claros, de lo contrario, tenemos un fenómeno neo-imperial que tiende a extenderse hacia el infinito. Los estudios de la Comisión (5 de noviembre del 2003) o del Parlamento europeo (Oostlander del 17 de abril) mostraron que si Turquía realizó reformas escritas, estas nunca se aplicaron: los kurdos siguen sin tener derechos, los tribunales confirmaron la condenación de diputados kurdos a 15 años de prisión; las fundaciones religiosas cristianas todavía no pueden recibir dones; los delitos de opinión son todavía mas severamente condenados que los " crímenes de honor "; las tropas militares siguen turcas aún ocupan
Chipre y el genocidio armenio es mas que nunca negado (monumento de 45m, construido recientemente a lo largo de la frontera armenia, conmemora el " genocidio de 150 000 Turcos musulmanes por los Armenios ").

Si Europa nada más tuviese que tener la única identidad de " derecho del hombre ", entonces el reconocimiento del genocidio armenio y el levante del bloqueo aéreo-turco que ahorca Armenia deberían figurar en primera plana de les criterios de " Copenhague ". Veamos entonces ahora las consecuencias de la integración de Turquía en la UE:¿Nuestros dirigentes tienen siquiera conciencia que Turquía en Europa sería el estado preponderante de la Unión: desde el 2020, Ankara tendría 100 diputados turcos mayoritariamente islamistas en el Parlamento europeo (contra 72 para Francia y 98 para Alemania); sería la primera potencia militar y demográfica de la Unión
(pronto 100 millones de habitantes y 850 000 soldados)?
 
La integración de Turquía en la Unión abrirá la caja de Pandora del alargamiento. ¿Por qué rechazar entonces los 200 000 millones de
turco-hablantes del Caucáseo y de Asia central o los estados del Maghreb? La UE heredará de todos los contenciosos geo-políticos (agua, fronteras, minorías, etc.) que Turquía tiene con sus vecinos. Sin olvidar los tráficos de droga, de armas y de inmigrantes clandestinos de los cuales es un actor principal.
 
¿Nos damos cuenta que la Unión tendrá como vecinos directos el Irán de los Mollah y Siria, padrino del Hezbollah; Irak, del Jihad anti-occidental de Al-Qaïda; Azerbaiján y Georgia, puntos de pasaje de los islamo-terroristas del Jihad tchetcheno? Aún, los partidarios de la candidatura turca afirman que esto nos permitirá conjeturar el choque de civilizaciones y de pelear la amenaza islamista.

Europa será una suerte para la democracia turca, nos dicen. Será sobre todo una suerte para los islamistas turcos, que hasta ahora están condenados a edulcorar su programa y a soportar la alianza con América e Israel mientras los militares controlan el país. Jades, odiado por Erdogan, el club cristiano es ahora el único aliado objetivo exterior capaz de imponer el desmantelamiento del poder militar-kemalista, esto con la perspectiva de limpiar el afrontamiento de 1923 durante la abolición del Califa y de la Charià después de haber casi terminado la dekemalisación del país. ¿Nada mas que para preservar la excepción kemalista tanto evocada por los turco-eufóricos, los dirigentes europeanos tendrían que pensar dos veces antes de empezar un proceso que no podrán controlar, como ayer en Irán, cuando el Occidente le impidió a Shah de reprimir la revolución islamo-khomeinista.

Alejandro del Valle, geo-politólogo, acaba de publicar en la ediciones de
Syrtes ¿Turquía en Europa, un caballo de Troya islámico?

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