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EUROKRISIS

Sí !!! Aquí lo teneis Europa putrefacta, vuestro principio de derecho internacional de la reciprocidad!!!

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Turquía niega a la iglesia alemana la reconsagración de un pequeño templo en la ciudad natal de San Pablo mientras financia la gigantesca mezquita de Colonia

14.05.08 • 03:32 GMT • Javier Monjas - Madrid

Turquía no sólo financia, a través de su organismo religioso oficial y con la colaboración de decenas de entidades islámicas alemanas, la masiva mezquita de Ehrenfeld, cuyos minaretes rivalizarán en el paisaje urbano de Colonia con las agujas de la icónica catedral de la ciudad. Por si faltaran recursos -que no faltan-, la construcción del gigantesco nuevo templo islámico, el mayor de Alemania, cuenta -a pesar de los temores sobre la implacable "islamización de Europa"- con la aportación económica de la congregación católica de San Teodoro, con el apoyo de la conferencia episcopal alemana y con el activo beneplácito del alcalde cristianodemocráta de la ciudad, en plena ofensiva europea de los muy simbólicos minaretes que muchos ven como la imposición visual sobre las ciudades europeas del supremacismo islámico (ND). Y era ahora cuando, con motivo del año de celebraciones paulinas, la iglesia católica alemana se había decidido a pedir la reconsagración de un pequeño templo en Tarso, la ciudad natal de San Pablo. Pero no. Turquía ha negado el “gesto de buena voluntad” que suplicaba la iglesia a través, precisamente, del arzobispado de Colonia. De hecho, ni tan siquiera han remitido las agrias recriminaciones y las amenazas de Ankara contra Alemania.

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Contra Alemania, y contra Europa en general, especialmente contra la Occidental, donde se concentra una creciente población musulmana. En realidad, contra el mundo en general, como recordaba Erdogan frente a invitados y delegados de la Alianza de las Civilizaciones reunidos a comienzos de año en Madrid al advertir de que “cualquier obstáculo en el camino de Turquía (hacia la Unión Europea) será un obstáculo para la paz en el mundo”, unas palabras que, según algunos, mezclaban amenaza y chantaje, y que, sin embargo, fueron recibidas, a su conclusión, con estruendosos aplausos del auditorio, mientras el presidente español Zapatero saludaba, eufórico, al iracundo primer ministro turco (ND). Pero Erdogan es un hombre sobrado de cólera, frecuentemente transmutada en abiertas amenazas.

Mes y medio después de increpar al mundo sobre las funestas consecuencias de que Europa no le instale un sillón en Bruselas en igualdad de condiciones al de cualquier otro socio del despectivamente calificado como ‘club cristiano’, el dirigente del país que pertenece a la Liga Islámica, a la Organización de la Conferencia Islámica y a cuanta islámica organización existe en el mundo vetada a cristianos y otros infieles -pero siempre amenazantes contra ellos (ND)- lanzaba otra batería de agrios reproches a su anfitriona Angela Merkel, y lo hacía en el mismo suelo alemán que acoge a millones de turcos. Erdogan exigía a la canciller universidades en Alemania y escuelas propias para que “ningún niño aprenda a hablar antes alemán que la lengua de sus antepasados”.

Iglesia: ’Pedimos rezar en Tarso sin permisos previos’

“Integración, sí, pero no asimilación” fue la consigna espetada por el primer ministro turco (ND) que, además, poco después se lanzaba a acusaciones extremadamente ofensivas contra Alemania al declarar cómo su propia familia en el país temía por su seguridad después del incendio de una casa en Ludwigshafen, donde murieron nueve personas de origen turco, incendio que la investigación posterior desvinculó de un ataque racista y dejó en un simple y fatal accidente doméstico. “Tengo parientes en Alemania y me dicen: estamos asustados”, decía Erdogan, en declaraciones que coincidían con una nueva ronda de la conferencia entre Berlín y las organizaciones islámicas para incrementar el ‘entendimiento’ entre la sociedad alemana en general y la islámica en particular residente en su suelo.

Pero, a juzgar por los datos de la inteligencia alemana, quienes deben estar asustados son los propios alemanes dado que los servicios de seguridad vigilan a “no menos de 700” extremistas musulmanes en el país, muchos de ellos conversos al islam y extremadamente radicalizados. Por no hablar de los asesinatos cometidos en la propia Turquía contra sacerdotes al grito de ’Alá es grande’ (ND) y misioneros cristianos (ND), culminados con la brutal masacre de varios editores bíblicos protestantes -uno de ellos, alemán- hace menos de un año, con quienes los asesinos se regodearon en humillantes y carniceras torturas (ND).

Y es en este entorno -con los conversos musulmanes al cristianismo aterrados en la "intolerante Turquía"- cuando a los obispos alemanes se les ocurre solicitar la reconsagración como templo de la antigua y pequeña iglesia de San Pablo, un edificio de Tarso que hoy, con el campanario convenientemente reconvertido en minarete, funciona como museo. Los obispos, a través del arzobispado de Colonia, pedían, además, que se dieran facilidades a los cristianos que acuden al templo de la localidad natal de San Pablo para que pudieran rezar con libertad, sin los permisos previos exigidos por las autoridades turcas.

Turquía: ’Ni hablar del templo de San Pablo’

De hecho, los jerarcas católicos aprovechaban también para rogar por la situación de los cristianos en Turquía, discriminados, cuando no perseguidos, en una situación que, sin embargo, es peor en la propia Alemania, donde, como denunciaban recientemente obispos protestantes, los propios conversos al cristianismo desde el islam deben vivir ocultos ante el incesante apocalipsis de amenazas de muerte que reciben. Pero tampoco. El gobierno turco no sólo rechazaba la reconsagración del templo -que es “sólo un museo en el nombre”, según las autoridades del país-, sino también la acusación de que los cristianos no pudieran orar libremente en él.

Es más, según la prensa turca, habrían sido algunos grupos de cristianos turcos armenios los que habrían repudiado las peticiones del arzobispo de Colonia reclamando el uso libre del templo con el fin de estrechar las relaciones entre cristianos y musulmanes, y recordando que la iglesia alemana apoya de plano la construcción de mezquitas en el país, incluida la masiva de la propia Colonia. Pero el sacerdote católico armenio Hayr Hagopos era citado declarando que, “como hombre de Dios”, no podía admitir esa “forma de pensar” porque “el cristianismo no permite esta forma de precondiciones”.

Mientras, el agresivo expansionismo de Turquía no se limita a Europa, donde construye enormes mezquitas, y exige universidades y escuelas propias mientras niega un pequeño templo en suelo propio. De hecho, el directorado de asuntos religiosos del país acaba de anunciar un plan para incrementar el número de mezquitas en los Estados Unidos y establecer un centro cultural islámico turco que “juegue un papel importante para cambiar a mejor la opinión pública americana sobre el islam”. Mientras tanto, la reina Isabel II se encuentra en Ankara en su primera visita oficial al país en casi cuatro décadas. En su primer acto, la soberana ha apoyado la incorporación de Turquía a la Unión Europea y ha saludado a una democracia, como la turca, "dinámica y segura".

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